Los Almohades
El rey castellano Alfonso VIII irritaba sobremanera con sus victorias a los musulmanes, y el sultán de Marruecos, que pertenecía a la poderosa tribu de los almohades, organizó en África sus ejércitos para venir a España y arrasar los reinos cristianos. Los almohades pasaron el Estrecho de Gibraltar y avanzaron hasta llegar a los llanos de Alarcos.El ejército moro era numerosísimo. Miles y miles de hombres cubrieron las llanuras inmensas de la Mancha y el rey castellano tuvo que hacerse fuerte en lo alto del castillo de Alarcos. La lucha fue durísima, en pleno mes de julio, y aunque los cristianos se batieron valientemente, se vieron envueltos por las hordas berberiscas. Alfonso VIII, sintiendose herido , escapó de caer prisionero saliendo al galope de su caballo con otros caballeros. Sastre de Alarcos era como un terrible aviso de los estragos que podían causar los almohades en su furibunda acometida contra los cristianos. Era preciso unirse todos para evitar una catástrofe. Entonces el navarro Don Rodrigo Ximénez de Rada, arzobispo de Toledo marcho a Francia y Alemania, para pedir a los Reyes Cristianos de aquellos países cómo ayudarse económicamente a los cristianos españoles en la guerra que sostenían contra los infieles mahometanos desde hacía cinco siglos. Además, el papá mando predicar la cruzada contra los enemigos de la fe católica en España, y muchos caballeros de todos los países de Europa empezaron a venir para alistarse voluntarios en los ejércitos que se estaban preparando . Por fin, el gran ejército cristiano se movilizó: Pero al llegar a las cálidas llanuras de la Mancha, en pleno verano, los grupos extranjeros empezaron a desertar y marcharse a sus países. Pero los españoles, unidos Castellanos, navarros, portugueses, aragoneses y catalanes, adelante hasta el puerto que llamaban del Muradal, en Sierra Morena. El choque de los dos grandes ejércitos fue formidable cuando se encontraron frente a frente en el lugar denominado las Navas de Tolosa. Había millares de combatientes en ambas partes, pero el ejército musulmán era cuatro veces mayor. Con los reyes cristianos iban los nobles más ilustres de sus estados, los obispos, las milicias de las ciudades y de los pueblos más insignificantes. Todos iban a luchar con entusiasmo y fervor por la religión y por la patria. El sultan africano, al que los cristianos llamaban Miramamolin, estaba en el centro de sus tropas, rodeado de una guardia de diez mil negros, y defendido este círculo con grandes cadenas. Los navarros atacarón furiosamente y rompieron las cadenas. Por eso, en recuerdo de esta hazaña, se pusieron las cadenas en el escudo de Navarra. La batalla duro día entero, el ejército moro fue desbaratado y el sultan huyo en su caballo con los capitanes que lograron escapar. La memorable batalla de las Navas de Tolosa, libraba en el año 1212, marca de manera gloriosa y clara que iban adquiriendo los cristianos en la obra de la Reconquista. El alma de esta campaña importantísima había sido el arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada, que había puesto especial empeño en unir a los príncipes cristianos, comprendiendo que en la unión está la fuerza para ser libres y grandes. Don Rodríguez Jiménez de Rada, hombre de talento extraordinario y uno de los españoles más insignes, escribió además una historia de España.Dos años después de la victoria de las Navas, moría Alfonso VIII excelente Rey que no solo se ocupo de la guerra, sino que procuró otros bienes a su pueblo y fundó en Palencia una universidad, que fue la primera que hubo en España.
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